Los que no entienden

Están los que no entienden y no preguntan por temor a que se enteren; están los que no entienden pero creen que sí, con cierta vaguedad y responden con impresiciones, respuestas inútiles con las que se contentan y, lo peor, desean contentar a aquellos que tienen el deseo auténtico por entender y se terminan encontrando en un entorno que reprime ese sensato deseo; deseo que tarde o temprano será saciado y la estupidez será evidenciada y nadie volverá a temer no entender, sino temerán, por sobre todas las cosas, mantener ese estado de no entendimiento.

Lennarth Anaya

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