Por puro orgullo, la ley del más idiota

Soy un solterón que, a diferencia de las masas sin educación, considera la paternidad la más alta responsabilidad, no un "gustito" al que todos "tienen derecho", sólo por nacer.

Por descuidos filosóficos, estoy a cargo de una manada de perros de raza mediana.

Aunque mi primer pensamiento al enterarme, cuando la madre estuvo embarazada, fue el de un padre primerizo que quiere seguirse divirtiendo, una vez que nacieron no pude más que pensar en su bienestar; más que en las privaciones de mantenerlos (aunque reconoceré que "traían torta bajo el brazo"*).

El día 20 de Septiembre del presente, me topé con la peor noticia que alguien pudo contarme, inimaginable, bizarra, conmocionante. Después de superar enfermedades seniles y congénitas de varios de ellos, de enfrentar agresiones de terceros o accidentes; un pleito entre familia terminó en el más viejo de ellos tirado en el jardín, casi muerto, inmóvil, adolorido, en shock.

Uno no creería que esas dulces miradas y diminutas patas puedan causar tal daño, con tal saña, a alguien que en algún momento del conflicto deja de representar una amenaza ante la superioridad numérica o corporal, menos viniendo de alguien de su propia manada.

Imagino que cualquier estupidez pueda engendrar un confrontamiento, lo que no entiendo es la desproporcionalidad con la que reaccionamos. Alguien nos gruñe, le regresamos el gruñido, y por puro orgullo, en vez de darnos la vuelta, respondemos, ya no por el objeto de discordia, sino por el orgullo mismo; ése más grande que cualquier necesidad básica. Ganar el objeto ya no es relevante, ganar es lo único relevante.

Mi odio al primitivismo animal se acrecentó. No puedo más que ver alfas y lambiscones en la calle y la oficina. Animales lamiéndose las bolas y animales lamiéndoles las bolas a otros. Con algunos destellos en todas las especies, de individuos poderosos centrados y justos, la maldita ley del más fuerte, generalmente, la ley del más idiota...

Lennarth Anaya



* Expresión que manifiesta que al tener algún bebé, en vez de empeorar la situación económica, ésta mejora y resulta posible sostener al nuevo integrante de la familia por cuestiones externas fortuitas.

Aclaro que no soy un espectador que mira lo que está mal; soy un animal al que le quedan todas las críticas que alguien más le envía extra-sensorialmente.

Comentarios