Asistencia Social

No soy partidario férreo de la asistencia social porque he visto el daño que ocasiona. En un corto tiempo las personas ya no sienten gratitud y exigen rigurosamente lo que "por derecho les corresponde". Dejan además de sentir el deseo por adquirir nuevas habilidades o mejorar las que tienen, cualquier trabajo que se les ofrece simplemente les resulta poca cosa. Su existencia conlleva a un costo para las personas que, inmerecida o merecidamente, poseen una fuente de ingresos y están cooperando para mantenerles.

Por otro lado, cuando he pasado hambre y angustia, ninguna asistencia social recibí para estabilizarme. Pero eso sí, cada que logro hacerme de una fuente de ingresos, papá gobierno no duda en perseguirme y retenerme un porcentaje importante de los mismos. Papá gobierno es un jugador que nunca arriesga ni pierde, como la mayoría de los bancos, toma lo mejor de nosotros en las buenas y se deslinda en las malas. Es por ello que no podría dar un tajante no a la asistencia social, más aún pensando en la infancia y la adolescencia.

En la otra esquina, es muy fácil para los enterpreneurs impulsar sus negocios con el sudor ajeno, con sus trilladas frases con las que intentan convencer a la gente de trabajar por poco y darlo todo, sin garantías, con la promesa de que el negocio florecerá y "habrá oportunidades de crecimiento", invitándolos a sacrificar tiempo importante de sus vidas, mientras sostienen en sus manos un folder cerrado con los documentos de propiedad del negocio y sus regalías.

Es evidente que aquel que se levantó de las cenizas, que conoce la pobreza y la desesperación, y que ahora está en una posición cómoda, será de ultra derecha. No es que hayan olvidado lo que han vivido, sino que no tendría sentido aligerar la carga para otras generaciones de jóvenes siendo que nadie se las aligeró a ellos. Son los nuevos ejemplos mesiánicos de que "querer es poder". Son como aquel empleado experimentado que no desea transferir sus conocimientos a recién ingresados porque "su trabajo les costó a ellos, ahora que les cueste también a los nuevos".

Izquierda y Derecha son ambas lógicas egoístas que sacrifican el potencial humano físico, cerebral y emocional. La juventud con pocas oportunidades está creciendo como seres humanos incompletos que sólo dedican tiempo a un conjunto pequeño de habilidades para ser lo maś competitivos posible en ellas, ser "atractivos en el mercado", y así sobrevivir en la salvaje selva humana. No entienden el beneficio que para todos traería que todos los seres humanos tuvieran un nivel de excelencia en todas las dimensiones de nuestro potencial antes mencionado. ¿Qué problemática habría que resolver si ni siquiera hubiera problemática al final?, ¿a quién temeríamos en una sociedad llena de individuos de excelencia, llenos de pasiones respetuosas con planeta y sus habitantes que se retan constantemente a sí mismos para alcanzar metas cada vez más grandes?

Lennarth Anaya

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