Incluso las plantas, aparentemente inmóviles y tranquilas, se esmeran toda su vida por colaborar en la guerra entre la vida y lo inerte. La compleja fabricación de los frutos que nos ofrecen a los animales, el esmero empeñado para hacer algo agradable y nutritivo que nos atraiga y beneficie, para que a nuestra vez, nos esmeremos en llegar lejos y ayudarles a sus generaciones subsecuentes vegetales a proliferar en territorios remotos, mismos a los que se adaptarán y evolucionarán en otras especies vegetales, y a su vez ayudarán a otras especies animales a subsistir.
Son una ofensa los seres humanos, altamente cultivados en el capitalismo, que consumimos recursos y no hacemos más que llenarnos de placeres, cuando toda la vida en conjunto tiene la intención de vencer al entorno sin importar la especie ni el reino; entorno que intenta convertirlo todo en sólo rocas y energía dispersándose por el universo.
Lennarth Anaya
Son una ofensa los seres humanos, altamente cultivados en el capitalismo, que consumimos recursos y no hacemos más que llenarnos de placeres, cuando toda la vida en conjunto tiene la intención de vencer al entorno sin importar la especie ni el reino; entorno que intenta convertirlo todo en sólo rocas y energía dispersándose por el universo.
Lennarth Anaya
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