Dios y el demonio

La existencia, carente de la menor emoción y belleza, es genial sólo cuando es vida la que la aprecia. Esa vida que es horrible, y también extraordinariamente bella. Se sirve de lo inerte, pero también de otra vida. Aún así, fuerzas invisibles impulsan a los individuos, posiblemente de todas las especies, a dos tipos de tendencias: a hacer la vida más terrible aún para los demás, pero también a hacerla más bella.

Lennarth Anaya

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