Supervivencia de la vida

"La imaginación es más importante que el conocimiento" - Albert Einstein

Tal vez podamos repetir a voluntad el ciclo que algunos teóricos han imaginado que nos permitió vivir en este hermoso planeta.

Cuando sacudimos la pala con la que revolvemos la sopa la mayoría del caldo cae sobre la propia sopa, pero no todo. Al trasladarla del recipiente al lavabo, a pesar de haberla escurrido con fuerza, algunas gotas se llegan a regar fuera del recipiente de la sopa y el lavabo. Incluso el agua tarda mucho en escurrir totalmente de una palanca que haya sido sumergida en una cantidad considerable del agua, lo que llega a ser un fastidio, pues cuesta trabajo secarla cuando no deseamos que tenga agua. Cuando se trata de un licuado, la retención del líquido en la pala o cuchara con que se revuelva éste es aún mayor.

Si éste principio fue el que trajo algunas bacterias en un asteroide desde un lugar remoto del espacio, tal vez podríamos lanzar algunos microorganismos al espacio, a sabiendas de que tal vez alguien lo hizo por nosotros hace miles de millones de años, o tal vez fuimos un simple accidente. Podríamos lanzarlos en asteroides con agua, en distintas direcciones, esperando que el agua se mantenga adherida al asteroide con mayor facilidad en ausencia de gravedad de otros cuerpos en el espacio y congelada; y así descubrir en mil años qué fue de esas bacterias en otro lugar del universo, en qué evolucionaron, si esas millones e formas de vida son igual de tontas que la humanidad o evolucionaron peor o mejor. Si nuestra suerte no nos favorece, tal vez ni nos enteremos, pero habremos tomado parte del cahótico esfuerzo de la vida, más allá de la insignificante especie, por subsistir, por abrirse camino en este violento cosmos llenos de accidentes y de explosiones inmensas.

Se dice que los astrónomos están descubriendo que, lo que hasta ahora suponen como una expansión del Universo, se está acelerando, en vez de aminorar su velocidad. Se tiene la teoría de que después del Big Bang, habrá un punto en que la gravedad de las masas celestes se opondrá a la fuerza de la expansión original y entonces el Universo se volvería a comprimir hasta formar un cuerpo pequeño pero con una enorme densidad de masa cuya energía repulsiva volvería a oponerse a la atracción hasta volver a explotar en otro nuevo Big Bang y comenzar así el ciclo de expansión de nuevo.

Están pensando descartar esa teoría por el solo hecho de que el Universo se está "expandiendo" más rápido, en vez de que sea más lento, por lo que la expansión sería infinita y no habría un ciclo de compresión y re-expansión.

Nota: Su razonamiento podría explicar que cualquier explosión que observemos, desde el primer infinitesimal instante posterior a la explosión y cada uno de los instantes infinitesimales que le proceden, las partículas involucradas en la misma están desacelerando. Podría no ser notorio por la enorme velocidad inicial, pero suena razonable que incluso, desde el segundo diminuto instante, la velocidad de cada partícula, enorme en ese momento, fue menor a la velocidad del primer diminuto instante anterior, que es, muy ligeramente, pero a fin de cuentas mayor, más enorme.

La vida no podría escapar a un ciclo de autodestrucción - reconstrucción como el mencionado anteriormente, al menos no la misma vida que ya tuvo su origen y evolución actual. De ser cierto que el Universo no tiene un ciclo de compresión - autodestrucción - explosión - expansión, la vida podría escapar de las tragedias galácticas que le ocurren a todos los planetas y estrellas, moviéndose hacia galaxias cuya estabilidad sea cada vez mayor, debido a que la expansión del Universo alejaría a los astros que provocan los cambios abruptos en los planetas con sus colisiones o simplemente con sus cercanías.

Aunque por otro lado, se me ocurre que tal vez el Universo no se está expandiendo, tal vez el núcleo se está "cayendo" y está arrastrando al resto de todos los cuerpos celestes que le rodean. Como si fuera un mantel elástico del que tiramos por su centro en un hoyo en la mesa. Las orillas del mantel caen más despacio que el centro mismo debido a la elasticidad (provocada por la falta de rigidez en las uniones entre los cuerpos celestes). Si nuestra ubicación está relativamente cerca del centro del mantel, al observar la orilla parecería que ésta se está alejando, cuando en realidad también se está acercando o "cayendo", pero a menor velocidad que nosotros, que caemos cada vez más rápido. También la orilla cae cada vez más rápido, pero jamás caerá igual de rápido que el centro, que es quien está "jalando" todo lo demás. En este caso la vida tampoco podría escapar pues tarde o temprano todos los cuerpos volverían al punto de compresión que representaría el límite de la caída y que sería equivalente al del Big Bang. A menos que la trayectoria de la caída fuese un toroide cuya explosión se efectúa por el otro extremo del núcleo, entonces la vida podría escapar si se mantuviera en desplazamiento constante alejándose siempre del vórtice de caída. El vórtice de salida o renovación sería difícil alcanzarlo por la inmensa fuerza con la que expulsaría a los astros, por lo que sólo habría que ocuparse de escapar del violento vórtice de caída.

Habría que adiestrar a esos microorganismos para que, conviértanse en lo que se conviertan, sean capaces de lanzar más microorganismos al espacio y adiestrarlos también para que hagan lo mismo, y así sucesivamente.

- Autor: Lennarth Anaya

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