Existencia miserable

Un cerdito es tratado de manera brutal por un salvaje, de forma denigrante. Lo único que le resta para aminorar el dolor es intentar entender los deseos de la bestia que lo domina, suplicando en su idioma ser dejado en paz, confiando que así será si descifra lo que de él se espera.

No vale la pena, se aferra a la existencia con semejante sumisión porque desconoce su inevitable desenlace, inevitable al menos por él.

Si tan solo supiera que no existe un plan para dejarlo en paz tal vez preferiría morir en el instante, en vez de seguir soportando a los iletrados que le agreden y se burlan de su dolor diciendo "que sabe poca madre su carne y su sangre", tal vez no obedecería sus instrucciones y dejaría de aferrarse a una existencia tan miserable y sin sentido.

Lennarth Anaya

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