El resurgir de la fuerza

Mientras no se cuenta con el poder de antes, conviene apelar a la tolerancia, al respeto a las ideas propias, más que a las ajenas; pero sin decirlo de esa forma tan honesta, mientras no se cuente con el poder de antes. No menosprecian el poder del número ni el de la razón, entrenan eficazmente a chantajistas que no entienden pero son férreos repetidores de la palabra. Esperanzados entonces en la hipnosis de la propaganda repetitiva e idiotizante, irritante para alguien con una pisca de intelecto, pero reconfortante para los débiles; intentando volverse a inmiscuir inescrupulosamente en la "educación" de los infantes para envenenarlos; infiltrarse con piel de oveja y bandera blanca hasta tener el poder de volver a silenciar a todos a cambio de su sangre y volver a infundir en cada niño el miedo a cuestionar a la autoridad divina, infundir el terror al castigo terrenal y al celestial, para que no pregunte ni "blasfeme", para que respete las ideas que debe respetar.

Lennarth Anaya

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