Nuestro significante comportamiento

 Es innegable nuestra predisposición a la imitación. Es innegable que el aprendizaje sobre las experiencias de terceros conlleva a la pérdida de cierto contexto, por lo que aquello que vemos queda sujeto a la interpretación particular de cada individuo conforme a las vivencias de cada quien.

Los seguidores no definen tendencias, las persiguen. No son despreciables en lo absoluto, si usted es un seguidor puede ser usted mejor persona que el líder al que sigue. La función del líder es sobreponerse al estado actual de las cosas, ir contra la marea, atreverse a cambiar el rumbo. Requiere valor y energía para oponerse al juicio de tantos, numéricamente superiores. La función del seguidor es darle durabilidad a las tendencias, procurar que éstas no se desvirtúen con el paso de las generaciones, por eso también es importante, sin pretender a la fuerza darle importancia a cada quién para no herir los sentimientos de nadie *.

Siempre habrá dos tipos de seguidores y también dos tipos de líderes. El primer tipo de seguidor tiene tendencias medianamente destructivas (llamémosles negativas) y el segundo medianamente positivas. El primer tipo de líder es altamente negativo, el segundo tipo es altamente positivo. Por lo tanto habrá seguidores que carguen energía positiva a las tendencias de líderes negativos y positivos, mejorando la tendencia inicial, pero también quienes las carguen con energía negativa. Habrá seguidores que son peores que el líder más vil, y seguidores mejores personas que el líder más virtuoso. Un ejemplo son los sicarios que tienen cierto código de honor que sus jefes no tienen, pero también sicarios que sean unas bestias sin el menor escrúpulo, ni siquiera el raciocinio del cabecilla. Los ejemplos positivos son evidentes y los obviaré, pero recalco que el seguidor más positivo no es conocido porque sólo hacemos publicidad a líderes, lo cual podríamos mejorar.

 Nuestro comportamiento es una onda expansiva, alguien más en nuestra sociedad se comportará mejor o peor que nosotros, intensificándose progresivamente de tal forma que nuestras acciones se acentúan en el espacio y tiempo al final de la onda. Nosotros podemos empeorarla o mejorarla, aunque no alcancemos a ver su impacto final.

 Lennarth Anaya

* Un seguidor puede ser líder en cualquier momento de su existencia, en cuanto encuentre una causa que le indigne y lo amerite. De la misma forma un líder de su causa debe ser un seguidor de otras causas que sean meritorias. La humanifad debe evitar a toda costa ceder a la tentación de pretender catalogar a los individuos, humanos o de otras especies, entre seguidores y líderes, puesto que es una condición instantánea en muchos casos, definitiva en la mayoría, pero a decisión del destino y de las circunstancias, no de la típica y ofensiva presión social planeada que degenera la personalidad de los individuos. Generalmente los niños, carentes de experiencia, serán seguidores, y procurarán ser líderes en su adolescencia debido al deseo de trascendencia, pero tendrán éxito a temprana edad aquellos a los que les motive una razón distinta a la de la trascendencia y es su corazón exigiendo resolver algo.

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