El resultado real de nuestras fantasías

Aunque es algo que puede cambiar en un futuro, cuando tengamos una economía de la genialidad y no del caos, la mayoría de los matrimonios son una ilusión bonita, que se puede deshacer en cuanto la novedad termine o las tormentas lo diluyan, o mejores postores y postoras aparezcan. Pero unos hijos criados con amor sincero siempre serán reales.

No hay un lugar después del arcoiris, son nuestros hijos nuestra reencarnación y somos nosotros los que dignificamos y continuamos la existencia de nuestros padres.

Lennarth Anaya

Comentarios