Doce de Diciembre en México

Le cambiaron el color de piel y nos dijeron, "es toda suya también, llévela, llévela"; y nos unió como nada nos había unido a mestizos y nativos por igual, a los malos y a los no tan malos, a los ricos y a los pobres, al viejo y nuevo mundo; el fin de la resistencia, la comunión de las culturas; el fin de las aberrantes religiones autóctonas y el inicio de una renovada fé colectiva cuyo gran poder debe ser bien aprovechado pues sus enseñanzas no hacen daño sabiéndolas acotar.

Lennarth Anaya

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