Cambiar el mundo

Dicen que una sola persona no puede cambiar el mundo, entonces se hacen a la idea de conformarse con lo que hay. Porque no pueden cambiar, ni a los demás, ni a sí mismos.

Yo pienso distinto. Sí puedo cambiar lo que me proponga cambiar en mi. Y no puedo cambiar a los demás, pero sin importar que sean demasiados, incluso toda la muestra poblacional de un lugar, mi mundo no tendrá gente horrible, no me atemoriza dejarles en claro que mejor midan su distancia conmigo, aunque no haya quien me escuche después.

La mayoría de la población que no lo hace es hipócrita, más que tolerante; la mayoría que sí lo hace, lo hace por antisocial y egoísta. Hacerlo porque se tiene en mente la más alta estima a la bondad, inteligencia y valentía, y no se está dispuesto a recibir gato por liebre, es un impulso propursor, más que un complejo represor que amargue. Lo demuestra la sonrisa y alegría sinceras, manifestadas durante los instantes en que se vive en ese mundo que se suponía que nadie podía cambiar.

Lennarth Anaya

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