Reconocimiento por su trayectoria

Unos pajaritos premiaron a uno por el color particular de sus plumas. Premiaron a otro porque volaba muy bien, y así, estuvieron dándose reconocimientos ridículos sin valor para hacerse sentir importantes. De otra manera, la existencia sería desoladoramente aburrida y sin sentido, el estar no sería suficiente, volar y sentir el aire, mirar el sol ir y venir, ver a las estúpidos perros corretearse unos a otros sin un desenlace sangriento, todos los días lo mismo. Escuchar la lluvia que se torna aburrida después de presenciar un par de ellas, imagine usted cuando se tienen ya varios años de vida. Oler el aroma de la vegetación, siempre igual, siempre igual...

Lennarth Anaya

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