En tiempos de recesión y despidos masivos, parece un castigo para el despedido, pero qué hay de quien permanece en una empresa con problemas económicos, con segura carga de trabajo adicional, con un ambiente seguramente tenso y hostil entre empleados, con nulas probabilidades de crecimiento económico y profesional.
Los optimistas me dirán pesimista por no ver la oportunidad de una en un millón que obviamente se genera en estas condiciones, pero estoy pensando en sentido macro, no individual.
Si bien siempre promuevo el individualismo de pensamiento, creo que para que el individuo posea libertad y un ambiente de potencial, debe desempeñarse en un ambiente favorable para los demás para que éstos sean más bien un apoyo, que un obstáculo, entonces sí importa lo que ocurre a las mayorías, después de todo.
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