Los ingenieros creen que mueven al mundo, pero ni siquiera entienden por qué se comportan como se comportan.
Los humanistas dejan en manos de locos el trabajo pesado, por no decir en manos de "mentes más brillantes".
Ya podemos ir inventando una nueva clasificación de especie, superior al homo sapiens-sapiens (un sapiens más sería demasiado simplista y ofensivo para esa otra especie). Serviría para clasificar al que no tiene límites intelectuales, al que tenga gusto por las artes, las ciencias exactas, las humanísticas y por practicar deportes de velocidad, precisión, elasticidad y fuerza bruta.
Lo mejor de esta especie es que cualquiera podría pertenecer a ella a voluntad, la sola reputación del nombre sería una invitación obligada a ser mejores humanos para las masas superficiales.
Lennarth Anaya
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