Tirar la casa por la ventana

Si la gente trabaja duro y ahorra, sin gastar, se congela la economía de muchos comerciantes y productores de servicios de entretenimiento. Las festividades evitan que esto ocurra pues las personas piensan en adquirir artículos y servicios que no son necesarios, algunos hasta inútiles, con el afán de satisfacer las exigencias del medio publicitarias de la temporada.

El problema llega cuando se realiza en exceso, sin meditar, la gente se apresura y endeuda y deja de lado cosas importantes para sus familias, sin poder invertir en proyectos longevos de mayor beneficio. Pero ése es un problema familiar, a nivel global me parece que también existe un problema mayor; fiestas todo el año pueden provocar que la economía deje de ser productiva se convierta en una economía ociosa. Si la economía de la industria del entretenimiento y bienes no necesarios se incrementa tanto, será más redituable dedicarse a dicha industria en lugar de industrias más benéficas para el bienestar de los seres vivos. La gente cree entonces que son igual de importante las fábricas de juguetes, con la devastación ecológica que ello implica, la fabricación de figuras de porcelana y barro, la industria de los dulces, bisutería, etc.; que a la industria de la energía limpia, purificación de mantos acuíferos, de mantenimiento y resguardo de áreas ecológicas, tecnología, etc.

El punto de esta nota es sugerir que las festividades se disfruten de manera meditada y que sí se adquieran los servicios de personas dedicadas a industrias no productivas (desde el punto de vista de necesidades reales) para activar su economía, pero sin llegar a las exageraciones que se están viendo en este siglo XXI.


Tauro Mx

Comentarios