De izquierdas y derechas

En una familia sueca de 4 hermanas y hermanos había muchas carencias, pero los padres procuraban una muy buena educación y muy buen ejemplo para sus hijos y al menos un platote de frijoles no les faltaba diario. Karl, el mayor, gustaba de las parrandas y las muchachas bonitas. Wilma no ayudaba mucho en su hogar, ni le gustaba el estudio, porque invertía mucho tiempo en sus hobbies. Decía que lo más importante en esta vida era disfrutarla y sus hobbies se lo permitían. Sus hobbies eran del tipo de coleccionar cositas, de vez en cuando creaba cosas, pero no tenía la concentración para que éstas fueran muy elaboradas. Valter tenía una vida muy sana, se la pasaba todo el día jugando y corriendo con sus amigos. Tenía mucha facilidad para relacionarse con la gente, tampoco podía concentrarse en actividades que él denominaba "complejas", como las matebrúticas, como él les decía. En su opinión, cada ser humano nace con talentos y el suyo eran las relaciones públicas, las cosas complejas alguien más las resolvería. Filippa, la más pequeña, ponía todo su empeño en los estudios porque había notado que sus papás, siendo gente tan trabajadora, tenían limitaciones debidas a su habilidad para innovar y resolver problemas cotidianos. En sus propias palabras, sus padres eran el mejor ejemplo de trabajo, pero les faltaba el conocimiento para poder mejorar sus condiciones de vida. Filippa estudió un doctorado, en verdad no disfrutó mucho su juventud, no era mujer de mundo, como le decía Wilma en tono sarcástico. "¿De qué te va a servir todo lo que estudias?", le dijo una vez, a los 16 años.

Ahora Filippa visita de vez en cuando su pueblo, trata de hacerlo muy poco porque sus hermanos la molestan un tanto con sus comentarios y exigencias, excepto Valter, que en cierta forma tuvo buena fortuna al acomodarse en un cargo público de su pueblo y vive de manera digna, un tanto distanciado de sus dos hermanos mayores. Tanto Karl, como Wilma, piensan que es responsabilidad del más "afortunado" apoyar a quienes no han tenido las mismas oportunidades para crecer. Cada que pueden encargan algo a Filippa, quien al principio los apoyaba con mucho gusto, hasta que notó que los encargos se habían convertido en una obligación en la cabeza de Karl y Wilma. Para Filippa ya no había agradecimiento en la actitud de sus dos hermanos mayores, había exigencia, llegando a creer que era un derecho legítimo el que ella los apoyara incondicionalmente. Lo menos que esperaba Filippa era que su apoyo se tradujera en una mejora en sus dos hermanos, pero en vez de una inversión, resultaba un gasto, un gasto que no le permitía a ella hacer crecer sus proyectos en la ciudad, en donde la competencia era muy, muy dura. Ello a pesar de que Filippa era muy dedicada, como sus padres, y muy inteligente, como pocos. En la ciudad no sólo se necesitaban cualidades para la puesta en marcha de grandes proyectos, se necesitaba capital y relaciones. A Filippa la exasperaba tanto que se apoyara más al lambiscón, que no entendía las quejas cuando los resultados de un proyecto eran mediocres. ¿Cómo podrían ser si todo se resolvía con compadrasgos y negocios "debajo del agua"?

La antigua pareja de Filippa era un joven adinerado, con el que anduvo por su buena apariencia física, pero al que dejó por su gran arrogancia. Su nombre era Johannes y decía que en la vida le va bien a quien lo merece por su habilidad para hacer negocios y ofrecer servicios, y que los holgazanes o poco dotados eran los que perdían. Filippa creía que, lo que él disfrutaba era tener gente a su cargo ("gente a su cargo", ¡pero qué bonito suena eso de que alguien esté obligado a obedecerte!) es decir, su estatus.

En realidad él no sabía resolver la mayoría de los problemas que la empresa para la que trabajaba, no podía concentrarse demasiado tiempo resolviendo tareas complejas, tareas que exigen una alta concentración y perfeccionismo. Pero los problemas se resolvían muy bien por la gente experimentada que era empleada de la empresa, gente con una gran antigüedad y con ingresos muy modestos. En su última discusión, Filippa le insinuó que él no hacía mucho por ser una gran persona y que si le iba bien era porque sus padres lo habían acogido en la empresa que ellos formaron con muchos años de investigaciones, de inversiones de su propio capital y de su tiempo. A pesar de no haber demostrado ni interés, ni capacidades superiores al de la mayoría, Johannes había aplastado la competitividad de sus rivales de profesión, había logrado comprar a varios muy buenos, conscientes de que tenían mejor intelecto que Johannes, pero conscientes de que este intelecto no representaba una oportunidad contra la superioridad económica de Johannes y su gran cantidad de contactos.

Seguramente los padres de Johannes no querían que él sufriera lo que ellos, seguramente por eso no le exigieron más y seguramente querían una mejor vida para él y eso significaba ser el "hombre de mundo" que Karl y Wilma también querían ser.

Tauro Mx

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