Ben, de 39 años, era director  comercial de una gran compañía en una de las ciudades más importantes de  Holanda. Cuando se enteró de que su empresa había sufrido una mala  gestión y fraude de su Consejero delegado, confrontó a su jefe. Un minuto más tarde fue despedido y tres meses después, perdió su casa debido a un retiro de pagos y la falta de entradas.
En su mochila  lleva un par de jeans, un par de pantalones vaqueros, dos camisas y un  buen par de zapatos italianos. Está solo y sin un lugar adónde ir. Ni  siquiera tiene amigos.
“Los únicos amigos que tengo son contactos de negocios,  pero nunca les pediría ayuda. Mi esposa e hija me dejaron hace un año y  mi ex esposa no quiere dejarme ver a mi hija ahora, debido a mi  situación. De alguna manera, lo entiendo, pero es duro”.
En la noche, Ben duerme en un refugio  para gente sin casa, un lugar para el que  necesita un pase especial  para ingresar. Durante el día, anda por su cuenta y necesita mantenerse  ocupado hasta el anochecer. Mejor dicho: necesita sobrevivir en las  calle. Pasa mucho tiempo en la biblioteca local porque es agradable  cálida y puede leer mucho.
“Como indigente serás echado de todas  partes. Mi apariencia juega en mi favor: puedo caminar en el World  Trade Center y usar el baño como lo hace cualquier hombre de negocios,  pero otros indigentes no tienen otra opción más que pagar por el baño de  un McDonald’s, o encontrar un lugar afuera. 
También puedo sentarme en una banca en el parque sin llamar la atención;  de cualquier manera, con este clima (está nevando y hace mucho frío),  no es probable que un hombre de negocios se siente por horas en una  banca. 
"Estoy realmente sorprendido por la amabilidad de los indigentes. Comparten pequeñas cosas, pero significan mucho. Puedo conseguir un cigarro o comparten un sándwich contigo. ¿Hermoso, no crees?"
"Estoy realmente sorprendido por la amabilidad de los indigentes. Comparten pequeñas cosas, pero significan mucho. Puedo conseguir un cigarro o comparten un sándwich contigo. ¿Hermoso, no crees?"
Ben, cuyo verdadero nombre pidió mantener el anonimato por razones legales, buscó que su historia se publicara en Publimetro porque era su deseo mostrar lo que puede suceder cuando eres adicto al trabajo y huyes de la familia, amigos y otras cosas sagradas que tiene la vida. Puedes perder todo en un abrir y cerrar de ojos.
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