La ley del más fuerte

Javier era un niño de mediana estatura, muy delgado, muy tranquilo, no tenía malicia, por lo que no molestaba a nadie.

A partir de la tercera semana en la escuela notó que los demás niños lo molestaban mucho, hacían equipo para molestarlo verbalmente y los más fuertes físicamente lo agredían a golpes. Intentó algunas veces defenderse hasta que terminó cediendo y soportando las ofensas por la superioridad que sentía en los demás.

Conforme fue creciendo, y gracias a sus hábitos, comenzó a ser más fuerte físicamente, por lo que los niños ya no lo molestaban tanto. Pero observaba como seguían molestando a otros niños que se mostraban débiles.

También vio como su tío maltrató por mucho tiempo a su esposa, como su primo mayor maltrataba a sus hermanos menores cada vez que podía, como los policías de tránsito extorsionaban a las personas necesitadas que utilizaban sus vehículos para trabajar y cómo esos mismos oficiales se doblegaban ante gente de mayor educación que los ponían en su lugar cuando querían extorsionarlos. Posteriormente observó esa misma actitud en la oficina, mientras hacía sus prácticas profesionales que nada tenían que ver con sus estudios, cuando el jefe arremetía con facilidad contra sus subordinados pero se doblegaba sumisamente ante su propio jefe; observó cómo, hipócritamente, los políticos se manifestaban muy cordiales ante figuras de poder y ante los medios de comunicación pero eran déspotas con ciudadanos que no contaban con una pizca de poder.

Javier aborreció esa característica del ser humano de siempre abusar del más débil.

Javier estudió para zootecnia. En sus tantas prácticas de campo, Javier observó que la tendencia de abusar del más débil no era propia del ser humano, observó cómo las jaurías de lobos atacaban a los lobos que percibían débiles hasta que los desterraban o asesinaban. Lo mismo ocurría con leones, las hienas y un sin fin de animales más.

Javier entendió que es natural que los seres vivos aprovechen su posición de ventaja. En el caso de las manadas, el rechazo al débil es para evitar riesgos hacia la manada y para garantizar que sólo los más fuertes se reproduzcan y las futuras generaciones sean lo más fuertes posibles. En el caso de los depredadores, éstos prefieren atacar al más débil para optimizar energía, pero tener alimento y subsistir.

¿Qué hay de aquellas personas que cuidan de sus enfermos, que curan a las yeguas que tienen una pata rota, que rehabilitan al herido?

Javier llegó a comentar: "El peor error del ser humano es haber ido en contra de la naturaleza y permitir que el débil prevalezca junto con el fuerte en igualdad de circunstancias, peleando por igual por los recursos, mezclando sus genes entre sí".

En una ocasión, observando la tele, vio una noticia sobre una hembra Gorila que protegió a un niño que calló en su jaula y se lastimó. La Gorila no permitió que se acercara ningún gorila al niño. Posteriormente vio en un documental que una leopardo asesinó a una hembra babuino, pero descubrió que tenia una cría y, en vez de asesinarla, la protegió. Comenzó a pensar en todos aquellos animales que hacen cosas similares, perros que protegen gatos o pollos, osos polares que juguetean con perros, fieras que no atacan seres humanos, niños que, como él, no abusaban del débil, incluso niños que los defendían.

¿Eran todos ellos antinaturales?, le vino a la mente que tal vez estaban más evolucionados. Entonces se dio cuenta de que había utilizado la palabra "natural" a la ligera, porque alguien evolucionado sigue siendo natural, entonces tal vez sea conveniente decir "natural primitivo" y "natural evolucionado".

¿Qué tan correcto es aferrarse al pasado, tan necesario para la evolución, pero primitivo?, ¿qué tan incorrecto es alterar nuestro comportamiento y el de nuestros hermanos de otras especies en pro de una vida menos violenta?

Tauro Mx

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